miércoles, 6 de agosto de 2014

LA GUARDIA SUIZA DEL VATICANO

La guardia suiza del Vaticano es el ejercito mas pequeño y antiguo del mundo. Se les llama Centinelas del Papa, la Cohorte Helvética y la Guardia Suiza Pontificia que es su titulo oficial.

El numero de la guardia son 110 y la composición del ejercito son alabarderos, suboficiales, un comandante y el capellán. Para ser del cuerpo es necesario tener la nacionalidad helvética, ser católico y soltero, tener entre 18 y 30 años, medir al menos 174 cm y contar con una biografía irreprochable confirmada por su párroco y obispo del lugar.

Los romanos y los que frecuentan el Vaticano dentro y fuera son simplemente los suizos. Así los conocen desde aquel 22 de enero de 1506 cuando 150 mercenarios suizos reclutados por el comandante Gaspar de Silinen entraron en Roma por la Porta del Popolo y se digirieron a la vieja basílica de San Pedro, donde el Papa guerrero, Julio II los bendijo y los puso de inmediato a custodiar su propia persona y los sacros de la iglesia.

Giulio Della Róvere fue un gran pontífice, aunque prefería la armadura a la sotana. Hacía mas la guerra que las misas y se había convencido que los suizos eran excelentes y leales guerreros de acuerdo a la fama que gozaban en aquella época. Lo había comprobado mientras con los francesas combatía contra Nápoles como Papa-Rey absoluto de los territorios pontificios que supo alargar ampliamente en el centro de Italia.

Todos los que van a Roma (16 millones de peregrinos y turistas en 2005) admiran y se sacan fotos junto a los suizos que montan guardia con sus alabardas (una vara de madera de dos metros de alto con una lanza y una cuchilla en la punta, arma de origen mediaval) y vestidos con espléndidos uniformes que una leyenda equivocad atribuye al genio de Miguel Angel. En realidad fue un cuadro de Rafael el que inspiro la vestimenta, diseñado por el comandante Repond jefe de la guardia a principios del siglo.

Los mercenarios suizos demostraron su lealtad al Papa hasta el sacrificio de la vida cuando el 6 de mayo de 1527 llegaron a San Pedro miles de mercenarios alemanes y españoles al servicio del emperador Carlos V para someter a Clemente VII. Ciento cuarenta y siete guardias murieron en defensa del pontífice, tras matar a casi 900 enemigos imperiales. Cuarenta y dos sobrevivieron protegiendo en circulo al Papa Farnese, que emprendió la fuga por el corredor fortificado que une el Vaticano con el cercano castillo de San Angel donde resistio un mes.


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